24.6.06

LA TEJEDURIA EN SANTIAGO DEL ESTERO


La cerámica y los textiles son las artes tradicionales más antiguas de la provincia. Desgraciadamente es más difícil establecer la antigüedad de los textiles. En nuestra región debido a las condiciones climáticas no se han conservado restos textiles arqueológicos que nos habrían permitido contar con fechados absolutos. Las primeras evidencias de la realización de tejidos que puedan inferirse a través de la alfarería se encuentran en algunas piezas de la cultura Sunchituyoj en su fase más temprana llamada Las Lomas (1000-1200 d. D. C.). Este dato indicaría que la presencia del arte textil en Santiago del Estero se remonta por lo menos al siglo X de la era cristiana.
Pero el verdadero auge textil parecería haberse producido con la cultura Averías (1350-1600 d. d. C.), según indica el aumento notable de la cantidad de torteros que se encuentran en las excavaciones arqueológicas. Los torteros o muyumas son pequeños discos de dos o tres centímetros de diámetro, lisos o decorados, que se utilizan como contrapeso del hueso de hilar. Durante este período aparecen unos instrumentos de hueso cuya función era ajustar la trama del tejido. Esto llevó a los arqueólogos a suponer que se produjo una explosión de la industria textil y que el tejido era popular no sólo en el área del Dulce, sino también más al este, en las poblaciones del Salado.
En la cultura Averías los motivos decorativos son en su mayoría geométricos y también aparecen temas naturalistas -aves, serpientes y felinos- de resolución abstracta y esquemáticos. Las combinaciones de líneas forman espirales, zig-zags y escalonados, se unen a otras figuras como triángulos, rombos, enrejados y círculos concéntircos, entre otros.
Las complicadas combinaciones, cubren la casi totalidad de la pieza, generando así un efecto reversible, conocido como "decoración en negativo".
Se supone que la fibra predilecta debió ser la lana de llamas y alpacas, aunque también podría ser el algodón. Estas fibras fueron luego reemplazadas, con la llegada de los españoles por la lana de oveja, mas común y de fácil adquisición.
Es con la llegada de los españoles que la industria textil cobra pleno desarrollo, aunque los relatos de la época dicen que los indios que encontraban estaban prácticamente desnudos o cubiertos por mantos de plumas de avestruz.

LOS OBRAJES COLONIALES
Hacia fines del siglo XVI, los obrajes textiles organizados por el Obispo De Victoria, alcanzaron tal magnitud, que dieron lugar a la primera exportación de que se tenga memoria en lo que es hoy Argentina. Fue un 2 de septiembre de 1586, en que un cargamento de textiles santiagueños partieron con destino al Brasil, fecha que quedó incorporada al calendario como el Día de la Industria. Treinta carretas transportaron los tejidos que fueron vendidos en 80.000 ducados, una cifra muy importante para la época. Por el régimen de encomiendas los españoles reducen a los indios a un sistema de servidumbre por el cual los hacen trabajar en hilado y tejido a través de los cuales también pagaban sus tributos.
A comienzos del siglo XVI se dicta una ordenanza de protección del aborigen prohibiendo la esclavitud, el servicio personal y se reglamentan las horas de trabajo asÍ como otras disposiciones que no se cumplían. Pero la explotación continúa, especialmente con las mujeres, en los obrajes donde debían servir en el hilado del algodón.
Otra actividad relacionada con la industria textil fue la recolección de "grana de penca", que se utilizaba como colorante para teñir las telas y mantas.

LA HISTORIA POSTERIOR
Durante el siglo XVIII y hasta mediados del siglo XIX se mantuvo el auge de la industria textil, la que comenzó a decaer, recién en el siglo XX. Hacia 1800, los productos textiles como alfombras, "chuses", ponchos blancos, ponchos mestizos azules de lana, pellones, jergas, etc. son el principal ingreso a esta ciudad.
La llegada del ferrocarril impulsa el comercio de la mano de los productos importados, que poco a poco van reemplazando a los locales. De esta manera, la tradición textil prehispánica, que fue retomada estimulada por los españoles durante la conquista y la Colonia, se fe diluyendo a la par del proceso de desmembramiento de las comunidades indígenas, pero quedó viva en el corazón del monte santiageño, a través del arte de las teleras.

LOS GRUPOS ESTILISTICOS
Los tejidos se pueden clasificar en cuatro grupos de acuerdo a las imágenes e iconos.
Lisos y rayados: Son los más comunes y numerosos. Su diseño consiste de líneas verticales y rayas horizontales. Ocasionalmente aparecen piezas completamente lisas.
Geométrico puro: Sólo contiene motivos geométricos, entre los cuales los más característicos son, el damero, el escalonado, el zig-zag, el rombo, los triángulos escalonados, las estrellas de ocho puntas, las cruces simples y escalonadas y los espirales. Todos estos motivos aparecen en la cerámica arqueológica.
Geométrico con elementos naturalistas: Como elemento central del diseño aparece el tema floral o de tramas vegetales realizadas esquemáticamente, acompañado por motivos geométricos y otros que se agregan como el peinecillo de origen indígena. Dentro de este grupo existe un subgrupo de piezas que contienen un diseño muy distintivo y característico, que lo llamamos "de los brazos abiertos". Consiste en dos proyecciones semicirculares generalmente orientadas hacia abajo. En el centro un zig-zag, una raya, una sucesión de triángulos o simplemente el eje virtual de simetría axial de la figura, hace las veces de unión de las dos ramas divergentes. A veces se combinan con flores y hojas geométricas, estrellas o triángulos que rematan el motivo.
Naturalistas: El tema principal son las flores realizadas en forma extremadamente naturalista. Ya no son tramas vegetales, con tallos, hojas y nervaduras, sino flores cortadas, formando racimos, guirnaldas o incluso ramos dentro de canastos. Otros elementos decorativos, son las mariposas, flamencos, perros y gatos. Es apreciable aquí la influencia europea, no sólo en base a las técnicas del tejido, sino en la búsqueda de imágenes formadas con líneas curvas.

LA TEJEDURIA

La materia prima principal es la lana de oveja y en otros el algodón o bien la combinación de ambos. Esta materia prima debe ser tratada, limpiada y desgrasada , hasta que se llega al hilado de la lana en un instrumento simple pero específico: el huso. Luego cuando se tienen cargados dos husos se pasa a preparar un ovillo de hilo doble tomando las puntas de los hilos en forma conjunta, posteriormente se realiza el torcido o retorcido, para lo que se utiliza la cantina. El paso siguiente es el madejado. Luego se procede al lavado y recién se hace el teñido, en caso de que no se quiera usar la lana en su estado natural. Para el teñido se aplican algunas fibras vegetales como la cáscara de algarroba, la cáscara de quebracho, jume entre otros. Luego se realiza el ovillado.
Para comenzar con la pieza artesanal se realiza la preparación de la urdimbre, que viene a ser la base que sostendrá el tejido y que consta de una capa superior y otra inferior, que son las hebras pares e impares. Una vez terminada esta tarea se continúa con la preparación de los lizos, elementos accesorios formados por hilos sujetados a una varillas que cuando son presionados se entrecruzan formando la trama. Para los cubrecamas se utiliza la pala para el ajustado de la trama y para los baetones se utiliza el peine.
El telar consta de una parte fija constituida por cuatro horcones a los que podrían agregarse dos estacas. En algunas zonas pueden llegar a medir dos metros de largo.

Los sobrecamas: Trabajos en telar con técnicas variadas. Se lo teje en toda la extensión provincial. Su factura es de excelente calidad y se la trabaja en pura lana. Dentro de esta técnica cabe destacar la confección de la "colcha de ocho lizos", es decir que en la decoración de la sobrecama se han colocado cuatro lizos más que lo normal.

Baetón o baitón: Colcha de pura lana tejida con técnica de decoración de la trama. Obra de difícil labor por la cantidad de hilos de color que se usan para lograr los motivos florales, geométricos o zoomorfos que componen su decoración. Este tipo de trabajos es de una sola pieza, es decir que no tiene costuras, siendo el telar de grandes dimensiones, lo que implica un gran esfuerzo físico para la maniobra del telar. Asimismo la llamada colcha de tisa o choco de lana está trabajada con igual técnica, siendo la variante en que la lana no se hila sino que se tiza, hecho que le da un aspecto mas tosco y mas grueso.

Poncho de lana: Son de lana de oveja hilada de factura algo tosca, teñido con tintas vegetales que se los utiliza como protección del sol,. El agua, el frío y otros de vestir, con decoración de guardas atadas. Su costra y flecos, demandan un cuidado especial, con un peine aparte.

Alfombras de pelo corto: Labor íntegramente realizada en telar, de gran tamaño y valor. Para ellas se utilizan tintas vegetales y sus motivos pertenecen a la mitologÍa regional.

Las fajas: Tejidas con técnicas de faz de urdimbre, al igual que las sobrecamas y ajustadas con pala. Se las confecciona en el telar criollo común y tamben en un telar criollo reducido de 0,50 m de ancho. Para su tejido se utiliza mezcla de algodón y lana.

Las alforjas: Tejidas igual que los sobrecamas, son de factura prolija y con detalles decorativos propios. Bordadas en telar y también fuera del mismo, de guardas atadas, de pelo cortado, listadas, indiadas, de tamaño general mediano.

Las jerguillas, caronillas y peleros: Piezas de distintas estructuras que se realizan en bastidores o marcos que son semitejidos en el recado de montar. Su uso integra las bajeras del apero, por ellos son prendas de mucha demanda, especialmente en las zonas de Guasayán, Ambargasta y Sumampa.

Tapices decorativos: Se tejen empleando la misma técnica del baetón. Se emplean tintas vegetales e industriales y sus motivos ornamentales son los de la mitología regional.

Telas: Por las sierras de Guasayán algunas teleras se dedican a la fabricación de telas para la confección de ropas que son llamadas picote.

Areas de trabajo: En la zona copeña se especializan en baetones, colchas de tiza o chocos. La mesopotamia santiagueña, en sobrecamas, fajas, ponchos, mediamantas, alforjas, alfombras de pelo corto, caronillas, etc. En la zona serrana de Guasayán, Ambargasta y Sumampa, sobrecamas, ponchos, alforjas, fajas, caronillas y baetones. En Río Hondo, sobrecamas.

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